Ferias,
Mercados y Mataderos

Restos de galletas, mantequilla, pescado, patatas, lactosueros o bagazo de cerveza y muchos otros productos de la alimentación humana son reutilizados para alimentar a los animales: son los "otros" ingredientes en las formulaciones de los piensos, más allá del maíz, el trigo, la cebada o la soja.

El uso de sobrantes de la industria agroalimentaria para alimentación animal ha adquirido protagonismo en los últimos meses tras la Orden aprobada por el Gobierno para potenciar esta acción de economía circular pero la realidad es que es una práctica consolidada, según señala a Efeagro el director general de la Confederación de Fabricantes de Alimentos Compuestos Para Animales (Cesfac), Jorge de Saja.

Aunque no sea "nada nueva" esta práctica, De Saja valora la normativa del Gobierno porque ayuda a que la sociedad "mejore su conocimiento" sobre el papel que desempeña la industria de los fabricantes de piensos en favor de la sostenibilidad.

De Saja dice no conocer en toda la cadena alimentaria un uso "tan beneficioso" de los coproductos generados en los procesos de obtención de alimentos.

Además, no cree que la Orden ayude a aumentar los volúmenes de pienso generados con estos subproductos porque "ya se usan mucho".

Actualmente, hasta un 5 % del contenido de un saco de pienso en España está elaborado con el reciclaje de productos de la alimentación humana, según detalla.

El centro tecnológico vasco Azti Tecnalia tiene 20 años de experiencia en la valorización de coproductos alimentarios y una de esas líneas es la elaboración de harinas para piensos compuestos a partir de la reutilización de productos del sector pesquero, lácteo, vegetal o vitivinícola.

Según explica uno de los investigadores del centro, David San Martín, una de las claves del proceso de reciclaje es reducir más de un 90 % la cantidad de agua del coproducto para que no se degrade: esa deshidratación permite almacenar la harina obtenida durante un largo tiempo (hasta un año) hasta que la industria decida usarlo para fabricar pienso.

El centro desarrolla este tipo de procesos a escala piloto, como paso previo a su industrialización en caso de que haya empresas interesadas, según detalla.

Algunas de sus plantas se encuentran en Bilbao, junto al aeropuerto, que es el centro de operaciones de todos estos experimentos de valorización de coproductos.

Entre sus proyectos futuros está el de conseguir una planta para el procesamiento de 25.000 toneladas al año de bagazo y levadura de la cerveza, mientras que están negociando con inversores la construcción de otra planta de procesado de 20.000 toneladas al año de subproductos vegetales.

Por ello, San Martín remarca que la labor del centro no sólo es hacer experimentos piloto sino tratar de que se hagan realidad los proyectos a nivel industrial.

Ya han conseguido que pequeñas empresas vascas reutilicen el lactosuero o los desechos obtenidos en la fabricación de bebidas para este fin.

Desde la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), han indicado a Efeagro que la integración de los subproductos resulta una "gran apuesta" de esta industria por asentar un modelo productivo en línea con la economía circular.

FIAB ha añadido que su sector es un actor "responsable" y que camina hacia un objetivo de "residuo cero".

Además, la industria alimentaria, según FIAB, "puede garantizar" que la valorización de estos productos se lleva a cabo desde el "más absoluto cumplimiento" de la exigente legislación alimentaria, que garantiza la seguridad de la cadena alimentaria humana y animal evitando cualquier riesgo para la salud.

Juan Javier Ríos