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Los buitres "cambian de dieta": se comen las reses vivas por la falta de carroñas


Madrid - 2012-05-17 09:30:55
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Los ganaderos en extensivo de zonas de influencia de parques naturales han comprobado cómo los buitres empiezan a atacar con frecuencia a reses vivas ante la falta de carroña en el campo, un hecho hasta ahora era insólito.

Así lo han explicado a Efeagro fuentes del sector ganadero que culpan a la normativa europea que obliga a retirar las reses muertas del campo desde que se detectaron los primeros casos de "EEB" en 2011 -conocida también como "enfermedad de las vacas locas" o síndrome de Creutzfeldt Jakob (ECJ)-, un problema en clara disminución desde 2005 en el caso de los bovinos.

Además, se ha demostrado que las ovejas a las que se ha relacionado en el pasado con este mal, en realidad no sufren de la EEB sino de tembladera, que no se transmite a humanos, comentan fuentes del sector agrario, quienes reclaman una reorientación de las limitaciones impuestas desde esas fechas.

Vidal López, propietario de una explotación de ganado vacuno en extensivo de Navacepeda de Tormes (municipio de San Juan de Gredos, Avila), ha sufrido el problema en dos ocasiones.

A finales de abril, estas aves necrófagas aprovecharon que una vaca se distanció de su grupo con el objetivo de parir para comerse al ternero recién nacido, un "choto" totalmente sano, ha comentado.

Recibirá una compensación del Plan Nacional de Seguros Agrarios por ataques de animal salvaje, pero no espera más de 100 euros, cuando el ternero alcanzaría en pocos meses 500 ó 600 euros.

"Hay muchos defensores de la naturaleza y el bienestar animal en las oficinas, pero en el campo tenemos un problema", ha argumentado López, quien ha matizado que una solución pasaría por poner alimento a las carroñeras en comederos cada 20 ó 25 kilómetros.

Ha recordado que desde que se impulsaron por la Administración medidas contra la propagación de "las vacas locas", los buitres se han quedado sin su alimento natural y se ceban con animales vivos.

"Ahora mismo veo siete u ocho buitres volando en la zona en búsqueda de comida", ha resaltado el ganadero que realizaba estas declaraciones telefónicas a Efeagro en el monte en el pastaban sus vacas.

Uno de sus amigos en la localidad de Hoyos del Espino le contaba ayer que también sufrió en septiembre el ataque de un buitre a una vaca preñada, con su cría aún dentro.

"Tengo 30 terneros de menos de un mes y, si se acobardan porque hay una tormenta, me vería obligado a venir hasta aquí para ahuyentar los buitres, que irán a por los que vean más débiles, o tendré una catástrofe", añade López.

Desde las organizaciones agrarias Asaja, COAG y UPA reclaman que se permita abandonar en el campo a animales muertos libres de MER (Materiales Específicos de Riesgo) y crear comederos o "muladares" para que estas aves se alimenten.

Y es que en España se reproduce el 98 % de la población europea de buitre negro y el 94 % de buitre leonado, según datos de COAG y SEO Birdlife, a lo que se suman un elevado número de otras aves necrófagas que se benefician de proyectos de la Unión Europea para su recuperación, lo que ha permitido reducir el riesgo de extinción.

El censo de todas ellas en la península Ibérica alcanza a 120.000 ejemplares, que necesitarían de un punto de alimentación por cada 40 aves para nutrirse, es decir, unos 3.000 comederos.

En el caso del buitre leonado, precisarían entre 35 y 49 toneladas de carne diaria -de 12.775 a 17.885 toneladas anuales-, según puntualizan las fuentes- aunque también hay otras muchas especies que demandan animales muertos para sobrevivir, como lobos, osos pardos y zorros.

Jesús Alcázar, ganadero de La Zarza de Pumareda (en la comarca de La Ramajería, Salamanca) acaba de perder hace unos días una oveja que fue atacada por una manada de buitres.

Se da la circunstancia de que era un animal sano que no estaba pariendo, momento en el que las reses son más vulnerables.

"Fui a atender el ganado como todas las mañanas y había 30 ó 40 buitres merodeando, aunque conseguí espantarlos", asegura Alcázar.

Pero después tuvo que ausentarse de la granja y, al volver, comprobó que habían acabado con la res, ha aclarado.

Ante la falta de alimento en el campo, las aves están hambrientas y merodean por las explotaciones a la espera de que una oveja muestre síntomas de debilidad, como una cojera, o simplemente se tumben para descansar antes de abalanzarse sobre ellas, explica este ganadero que desarrolla su actividad en el área de influencia del Parque Natural de Arribes del Duero.

"No hay control y cada vez hay más buitres", se lamenta el ganadero, quien avisa que este tipo de incidentes no pararán si no cambia la normativa europea que les ha dejado sin alimento.

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